Mujeres y hombres de tu expedición construyen los dos primeros asentamientos. Afortunadamente, la tierra es rica en recursos naturales. Construye carreteras y nuevos asentamientos que eventualmente se convierten en ciudades. ¿Conseguirás la supremacía en Catán? El trueque domina la escena. Algunos recursos los tienes en abundancia, otros recursos son escasos. Mineral por lana, ladrillo por madera: comercializa de acuerdo con lo que necesites. ¡Juega estratégicamente! Si posicionaste tus asentamientos en los lugares correctos e intercambiaste hábilmente tus recursos, entonces las probabilidades estarán a tu favor. Pero tus oponentes también son inteligentes.

Para comenzar el juego, construimos el tablero de juego usando fichas de terreno hexagonales. Nace Catan, una hermosa isla con montañas, pastos, colinas, campos y bosques, rodeada por el mar. Cada uno de nosotros coloca dos pequeñas casas en espacios donde se encuentran tres hexágonos de terreno. Son nuestros asentamientos iniciales. Y así comienza. Lanzo dos dados. ¡Un “11”! Cada hexágono de terreno está marcado con un número de tirada. Cada jugador que posee un asentamiento adyacente a un hexágono de terreno marcado con el número obtenido recibe un recurso producido por este hexágono. Las colinas producen ladrillos, los bosques producen madera, las montañas producen minerales, los campos producen cereales y los pastos producen lana. Usamos estos recursos para expandirnos por Catán: construimos carreteras y nuevos asentamientos, o mejoramos nuestros asentamientos existentes a ciudades. Por ejemplo, una carretera cuesta 1 ladrillo y 1 madera. Si no disponemos de los recursos necesarios, podemos adquirirlos comercializando con nuestros oponentes. Cada asentamiento vale 1 punto de victoria y cada ciudad vale 2 puntos de victoria. Si te expandes inteligentemente, ¡puedes ser el primer jugador en alcanzar 10 puntos de victoria y así ganar el juego!